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MonsterHunters Capitulo 2

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2

Un viejo Mercedes de color rojo sangre se estaciono en frente de la escuela, la mujer que conducía ya estaba rayando los cuarenta aunque no quisiera admitirlo, a pesar de conservar la forma, las rosquillas, pastelillos, empanadas, buñuelos y galletas de mantequilla la habían hecho subir unos cuantos Kilos.

Cassandra Hamada  se esforzaba mucho por controlar su obsesión por los dulces pero le era muy difícil, sobre todo con la reciente muerte  de su sobrino, Tadashi Hamada; al parecer al destino no le bastaba con haberla hecho perder a sus padres a los trece años, tampoco el perder a su hermano y a su cuñada después del nacimiento de su segundo sobrino.

La vida era injusta y cruel.

Pero a pesar de todo no se sentía mal por ella, se sentía mal por su sobrino Hiro, el pobre ya había perdido a sus padres y ahora a su hermano, el suceso había sido trágico e inesperado, ella estaba trabajando en el restaurante que tenía en su casa, mientras que Hiro estaba en el piso de arriba descansando en cama, por culpa de un dolor estomacal, Tadashi estaba en la escuela cuando una pipa de gas tuvo una fuga, para mala fortuna el salón de Tadashi estaba por encima de la pipa.

Cuando Cass recibió la llamada sintió como el alma se le caía a los pies, lo peor fue cuando le comento la noticia a su sobrino, el pobre amaba mucho a su hermano mayor y su perdida fue un duro golpe.

No bajo de su cuarto por casi una semana, y cuando por fin lo hizo, siempre se veía decaído y no comía, su tía por fin decidió que la cosa no podía seguir así, por lo  que hizo las maletas y se mudó a Berk junto con Hiro, esperaba que un cambio de entorno los ayudara a comenzar de nuevo, aunque se hubiera gastado sus ahorros no había querido tocar la parte que su hermano le había dejado a Tadashi, ese dinero ahora era de Hiro y el haría de él lo que él quisiera, así como el dinero para su universidad.

Hiro tenía la mirada perdida, había estado así todo el tiempo, Cass se preguntó si había algo que pudiese hacerlo sentir mejor pero no se le ocurrió nada.

-Bueno-dijo al fin-Aquí estamos.

-Si-respondió Hiro indiferente.                

Su tía reprimió una mueca, si esto no ayudaba a su sobrino no sabía que lo haría.

Hiro abrió la puerta del auto y se bajó.

-Vendré por ti a la salida, ¿está bien?

-Si tía Cass, hasta luego.

Hiro comenzó a caminar hacia la entrada de la escuela, donde olas de niños ya se estaban formando para entrar, Cass no perdió de vista a Hiro hasta que un coche le toco la bocina de atrás, asomo la cabeza por la ventana.

-¡Ya voy!

Entro de nuevo y le hecho un último vistazo a su sobrino, después lanzo un suspiro y encendió de nuevo el Mercedes.

.

Con la mochila colgada al hombro, Hiro comenzó su caminata lenta y tortuosa hacia la puerta de acceso; daba igual donde estuviera o a donde lo mandarán, extrañaba a Tadashi y ese sentimiento no lo podría cambiar nadie, su mundo había acabado el día en que su tía le había dado la terrible noticia, él había terminado de vomitar la cena del día anterior cuando salió del balo y vio a su tía parada junto al telefoneo, con los ojos rojos por tanto llorar.

-¿Tía Cass, que pasa?-había preguntado asustado.

-Hiro… hubo un… un….u…. un accidente, en la escuela...

-¿En la escuela? ¿Tadashi está bien?

-…

-Tía Cass…

-Oh Hiro…

El recuerdo fue interrumpido cuando alguien lo golpeo en el brazo, el impacto fue tan fuerte que el pobre cayó al suelo y de no ser porque metió las manos a tiempo, se hubiera estampado la cara contra el suelo de asfalto.

-¡Oye fíjate por donde vas renacuajo!-le dijo una voz grave.

Hiro miro por detrás de su cabeza para ver a su agresor; cabello café, gordinflón, con brazos musculosos que parecían dos troncos de roble y un bigote creciente en su cara, lo peor de todo es que era muy bajito, usaba una playera negra por debajo de una chaqueta de cuero con picos en los hombros, pantalones de mezclilla y zapatos de color marrón, al lado de él estaba una chica, alta, bronceada, con el cabello anaranjado esponjado y llevaba puestos unos grandes lentes de color rosado, usaba una blusa amarillo chillón y pantaloncillos cortos azul marino.

Junto a ellos estaba otro chico, que era el más alto de todos, parecía jugador de futbol americano, tenía los ojos rasgados y la nariz ancha, el cabello de color negro, de un lado tenía hecha una trencita, al parecer le encantaba presumir su perfecta dentadura blanca, llevaba una camiseta de color rojo-marrón y unos tejanos.

-¡¿Qué no oíste?! ¡Muévete!-el chico alto pateo la mochila de Hiro y todas sus cosas se desparramaron por el suelo.

Se escucharon risas y el trio se abrió paso, pisoteando las cosas, Hiro se quedó unos momentos en el suelo, hasta que comenzó a recoger sus cuadernos para ponerlos de nuevo en su mochila, cuando iba a tomar su calculadora, una mano se adelantó y la tomo, Hiro levanto la mirada para encontrarse con una chica de mediana estatura, piel morena, nariz ancha y largo cabello negro que le llegaba hasta los hombros, iba vestida con una blusa de color azul marino, acompañada por una falda de color roja con flores de color blanco, en el cuello llevaba colgada una cámara fotográfica.

-Toma-dijo ofreciéndole la calculadora.

Hiro la miro a ella  luego al aparato, finalmente tomo su calculadora y le dio las gracias.

-De nada-luego ella le ofreció su mano, Hiro acepto y ella lo ayudo a ponerse de pie-Veo que ya conociste a Los Hijos del Diablo.   

Hiro apunto con un dedo en la dirección en la que el trio se había ido y la chica asintió con la cabeza.

-Patán, Mertle y Atka, y eso que no estaban Taffyta y Candlehead-respondió ella, luego sonrió-Lo siento, no nos hemos presentado de la manera adecuada, Aloha mi nombre es Lilo Pelekai, del periódico escolar.

Nuevamente Lilo le ofreció su mano e Hiro estrecho la suya con la de ella.

-¿Eres reportera?

-No, fotógrafa-contesto ella levantando su cámara, el orgullo en su voz era evidente-Aunque por desgracia aquí solo les importa que fotografié los traseros de los jugadores de futbol.

-Creo que eso no te gusta mucho.

Lilo se encogió de hombros.

-Se hace lo que se puede, ¿y tú?

 -¿Yo?

-Sí, ¿Quién eres tú? Nunca antes te había visto.

-Oh, soy Hiro Hamada-contesto-Acabo de mudarme con mi tía.

-Carne fresca-respondió ella como si hablara de un platillo delicioso, luego soltó una risita-Si quieres un consejo, aléjate de Los Hijos del Diablo por tu propio bien, hacen lo que sean con tal de hacerles la vida imposible a todos los demás.

-Se nota-comento Hiro.

-Sobre todo a mí y a Vanellope.

-¿Vanellope?-preguntó Hiro-¿Qué clase de nombre es ese?

Se escucharon a unas ruedas relinchan detrás de ellos e Hiro se dio la vuelta, ahí una chica acaba de tomar su patineta del suelo, pese a que ese era un día soleado, llevaba puesta una sudadera de color turquesa, con una falda de color café oscuro y calcetas con todos los colores del arcoíris, que le llegaban hasta las rodillas.

También llevaba puestas rodilleras, espinilleras y un caso, todo de color rosa.

Se quitó el casco de la cabeza y revelo que tenía un largo cabello negro que le llegaba hasta la cintura

-Ese es mi nombre-contesto ella, Hiro pudo notar que llevaba pendientes en forma de bastones de caramelo en las orejas-Aloha Lilo ¿Quién es tu nuevo amigo?

-Aloha Vanellope, él es Hiro, es nuevo en la ciudad-dijo Lilo-Tuvo la suerte de conocer a Los Hijos del Diablo.

-¿Está Taffyta por aquí?-pregunto Vanellope preocupada.

-No la he visto-respondió Lilo-Pero si la viera.

Levanto su puño en alto y apunto a la cara de Hiro, quien retrocedió asustado.

-Creo que no eres de las que ponen la otra mejilla-comento Hiro.

-Créeme-dijo Vanellope mirándolo muy seriamente-No lo es, una vez le tumbo los dientes a Taffyta, y otra vez le dejo un ojo morado a Patán.

-Eso es lo que recibe por tratar de besarme-respondió ella cruzándose de brazos-Y a Taffyta por meterse contigo.

-Ya te dije que no me importa-respondió Vanellope con una mirada de reproche.

-Pues a mí si-respondió Lilo alzando la voz-No me gusta que se metan con mis amigos.

-Bueno-dijo Hiro-Creo que estoy de sobra aquí.

Intento alejarse pero Lilo lo tomo del cuello de su sudadera y lo atrajo de nuevo hacia ellas.

-Tranquilo vaquero-Lilo-Si atraviesas esas puertas tu solo, lo más probable es que te conviertas en carnada.

-Los Hijos del Diablo posiblemente ya te vean como su nueva víctima-Vanellope.

-Y no me tomes esto a mal, pero ahora mismo tú no eres nadie por aquí.

-Gracias-respondió Hiro con sarcasmo.

-Así que será mejor que te quedes cerca de nosotras-Lilo-Mira, Vanellope y yo somos las freaks de por aquí, pero por lo menos tenemos nuestra reputación y Los Hijos del Diablo saben que si se meten con nosotras va en serio.

-Créele-dijo Vanellope-luego le susurró al oído-Toda la escuela le tiene miedo.

Enojada, Lilo le dio un ligero codazo en el estómago a su amiga, lo suficiente para apartarla de Hiro.

-Puedo hacerme una idea de porqué.

Lilo levanto nuevamente su puño, pero esta vez se lo restregó en la cara a Hiro quien retrocedió asustado, levantando las manos para evitar un golpe, Vanellope se rio y Lilo le envió una mirada asesina, pero después también sonrió.

-Lo que pasa es que soy una vampiro que bebe la sangre a todo el mundo-respondió dulcemente.

Hiro les dio una sonrisa forzada, lo último que le faltaba ese día era encontrarse con un par de psicópatas, pero como Lilo había dicho, posiblemente Los Hijos del Diablo ya la trajeran contra él, o al menos ya lo vieran como su nuevo “proyecto de año”

Así que quedarse cerca de la loca a la que le tenían miedo no fuera tan mala idea.

-Además, no queras quedarte solo en la ceremonia de apertura-Vanellope-Es muy aburrida y necesitas de alguien con quien platicar para pasar el rato.

Hiro suspiro, las cosas ya estaban mal, así que tener un poco de compañía no era algo malo, aunque Lilo y Vanellope (sobre todo Lilo) le estaban poniendo los pelos de punta, pero no quería pasarse todo el día solo, y menos con Los Hijos del Diablo por ahí.

-Bueno, vamos-dijo al fin.

Lilo y Vanellope sonrieron, luego los tres caminaron juntos hasta atravesar las puertas de cristal.

.

La Ceremonia de Apertura era lo mismo todos los años.

Se llevaba a cabo en el gimnasio de la escuela, los estudiantes se sentaban en las gradas de maderas, eran cuatro en total,  que estaban colocadas alrededor del escenario, luego Estoico daba unas palabras de bienvenida con un micrófono y se lo pasaba al director, luego el introducía al personal de ese año, daba algunos anuncios, como que el baile de principio de año sería el próximo viernes y que los boletos estaban ya a la venta.

El director era Bocón, mejor amigo de Estoico, era un sujeto gordo, musculoso, con un escaso cabello rubio, y un bigote largo, literalmente, le llegaba a la barriga, igual de rubio.

También le faltaba una mano y una pierna, ya que las había perdido luchando contra un “cocodrilo”; vaya que le gustaba relatar esa historia.

Según el, se encontraba recorriendo la selva Amazonas con Estoico cuando se detuvieron a beber un poco de agua, Bocón se acercó demasiado al agua por lo que un cocodrilo gigantesco emergió de las profundidades y le agarro la pierna, Bocón lucho por su vida, golpeando al reptil en el hocico, pero este hizo el giro mortal y le arranco la pierna, el cocodrilo iba a escapar pero Bocón lo tomo de la cola y lo obligo a volver; le dio golpes en la cara y el animal le mordió la mano y se la arranco; aun así Bocón fue capaz de poner su brazo alrededor de su cuello hasta ahorcarlo, Estoico trato sus heridas y Bocón le arranco un diente de la mandíbula al cocodrilo.

Ahora llevaba ese colmillo colgado al cuello, como un amuleto de buena suerte.

Hipo conocía esta historia muy bien, pues a Bocón le encantaba contarla durante la cena; a pesar de haberla escuchado una y otra vez, a Hipo le gustaba escucharla, sabía que hacia feliz a Bocón; Hipo no consideraba a Bocón amigo suyo, pero si lo veía como un segundo padre, de hecho, le contaba más cosas que a su propio padre.

Al ser el mejor amigo de Estoico, Bocón había sido el padrino de Hipo y posteriormente mentor, le encantaba enseñarle al pequeño sobre  mecánica y a Hipo se le daba muy bien, además de que a Bocón le gustaba mucho tener a alguien con quien compartir sus conocimientos, los dos habían pasado muy buenos ratos juntos, y aun en sus quinces años de edad, a Hipo le gustaba pasar tiempo con Bocón.

Lástima que él no pudiera acompañarlo en esa horrible ceremonia, y es que no solo había escogido un lugar para sentarse la primera fila,  sino que también se había sentado enfrente de Los Hijos del Diablo, todo el tiempo Hipo pudo escuchar como susurraban a sus espaldas y de vez en cuando le aventaban algún papelillo en la cabeza.

-Bienvenidos-su padre comenzó el discurso.

En la última fila, Hiro, Lilo y Vanellope se sentaban en sus lugares mientras miraban hacia el escenario.

-¿Ese es el director?-pregunto Hiro señalando a Estoico.

-No, él es el alcalde, Estoico, el director es ese gordinflón que está detrás de el-contesto Vanellope señalando a Bocón-Es algo… especial.

-Al parecer aquí todos lo son-comento Hiro, lo que provoco que Lilo y Vanellope le mandarán miradas que decían “¿Hablas en serio?”

-Empezamos un nuevo año, con mucho orgullo, mucha salud, y mucha prosperidad.

-Es lo mismo de todos los años-Vanellope-Podría recitar ese discurso de memoria.

-Y ni siquiera es bueno-Lilo-Parece que lo escribió un guionista de Televisa.

-Para ser leído por la Gaviota-Hiro.

Las chicas soltaron una risa e Hiro se sorprendió se su propia gracia, no era muy común de él hacer chistes, y mucho menos hacer reír a la gente.

-Les deseo suerte, y ojala este sea un gran año para todos-finalizo Estoico-Ahora, el director Bocón presentará a los buenos maestros que estarán con nosotros este año.

-Muchas gracias Estoico-dijo Bocón tomando el micrófono-Muy bien escuchen, estamos juntos otro año más, algunos ya van de salida, gracias a los Dioses que ya no tendré que ver sus horrorosos rostros otra vez.

Había susurrado esa última parte con la esperanza de que nadie lo hubiera escuchado, desafortunadamente toda la escuela lo había hecho, Estoico e Hipo se habían llevado una mano a la cara debido a la pena ajena que sentían.

-Eh…-continuo Bocón, tratando de arreglar la situación-Y aquí está nuestro equipo de trabajo de este año, el señor Ávila que nos acompaña una vez más como el maestro de Deportes.

“Genial” pensó Hipo.

Los maestros estaban sentados detrás del director en línea recta, el profesor Ávila, un hombre alto y de cabeza redonda, moreno, cabello negro al igual que los ojos, siempre vestido con su uniforme deportivo; se puso de pie y saludo al público, luego tomo asiento de nuevo.

-Y como maestro de Literatura nos acompaña el señor Vincent, que sustituirá al profesor Stine después de su lamentable accidente ocurrido hace unas semanas.

Sin embargo el profesor Vincent no se levantó de su asiento, solo le indico a Bocón que progresará con la ceremonia con un movimiento de manos.

-Bueno…-Bocón pensaba que el Vincent era algo aterrador, pero prosiguió-Muy bien.

La ceremonia siguió sin ninguna novedad… hasta que le toco presentar a la maestra de psicología de ese año, la señorita Alaska Olvido Jova, una mujer hermosa, pelirroja, ojo verdes, con las facciones faciales más finas y puras que pudieras imaginar, con un pecho bastante sobresaliente, no era ni muy alta ni muy pequeña, tenía la estatura ideal, y su piel era blanca como la nueve.

Vestía una chamarra de cuero roja, con una playera negra por debajo y una falda escarlata, botas negras con tacón y varios anillos en sus manos, tenía las uñas largas y pintadas de verde.

Cuando Bocón dijo su nombre, ella se levantó y camino al frente, tomó el micrófono y vio las gradas llenas de alumnos.

-Antes que nada quisiera agradecer al buen alcalde de este hermoso pueblo, y al director de esta institución por haberme aceptado en su equipo, y por darme la oportunidad de ser parte de conocer a tantos rostros jóvenes y llenos de vida, me alegra saber que estaré con ustedes y espero poder guiarlos por el buen camino.

Todos los muchachos tenían la vista bien puesta en la maestra, la seguían con la mirada y se les caía la baba, hasta a Hipo, sin embargo Lilo tenía un mal presentimiento acerca de esa maestra.

-Qué horror-dijo.

-¿Qué?-le preguntó Vanellope.

-La señorita Alaska-dijo Lilo señalando a la maestra con la cabeza-Hay algo en ella que no me da buena espina.

Vanellope miró a todos los demás alumnos.

-Pues solamente a ti.

Alaska terminó su discurso, y al ver que había conseguido lo que quería sonrió.

-Espero que todos seamos muy buenos amigos.

Finalizó con una sonrisa y le dio el micrófono de vuelta a Bocón.

.

La primera clase de ese día fue Literatura 1, era impartida por el profesor Vincent, quien era un hombre alto y delgado, casi parecía un espantapájaros, su voz era grave y siempre iba vestido con ropas pasadas de moda, de los años 40 para ser exactos, usaba lentes y tenía un extraño parecido con el señor Vincent Price.

El salón era un espacio cuadrado con cuatro filas de sillas, cada una tenía cinco, por lo que eran 20 alumnos en total, Hipo estaba sentado en la última silla de la última fila, mientras que Los Hijos del Diablo ocupaban las de adelante, Hipo estaba sentado en frente de Hiro, e Lilo y Vanellope a su lado, Lilo en frente de Vanellope.

Lilo puso su mirada en Hipo, nunca antes lo había visto, ni Vanellope, Hipo era invisible hasta para las freaks, al lado de Lilo había una silla vacía, al igual que una al final de la primera fila.

El profesor Vincent tomo la tiza blanca y comenzó a escribir su nombre en el pizarrón mientras también lo deletreaba en voz baja, cuando acabo  se volteó a ver a sus alumnos.

-Buenos días, mi nombre es Vincent y seré su maestro de Literatura este año, después de que el señor Stine… tuviera un trágico accidente este verano-se aclaró la garganta y prosiguió-Muchos creen que la Literatura es solo leer y leer y escribir mucho, pero se equivocan-hizo una pausa dramática antes de proseguir-No todo el mundo puede escribir, claro, escriben en sus cuadernos, toman apuntes, escriben mensajes de texto… pero la escritura no trata de eso, no, la escritura es la transmisión de un sentimiento. Un poema, una canción, una historia, una carta, lo que sea siempre deben preguntarse ¡¿Qué quiero transmitir?! ¡¿Qué quiero que la gente sienta cuando lea  esto?!

Había alzado mucho la voz y esto había asustado a algunos estudiantes, quienes pegaron la espalda al respaldo de la silla.

El profesor se aclaró la garanta y continuo, más calmado.

-La escritura es algo complejo y bello, y no todo el mundo puede entenderla. Lo que para algunos es hermoso, para otros es repulsivo, es por eso que los poetas no son tan populares… Abran sus libros en la página siete por favor.

Nadie se atrevió a desobedecer la orden, todos sacaron sus libros de texto de la mochila y lo abrieron en la página siete, El Almohadón de Plumas de Horacio Quiroga.

Era uno de los relatos favoritos de Hipo, lo había entregado en una tarea cuando  les habían hecho traer un cuento a la historia que no fuera de ficción, Hipo considero esto muy estúpido pero se las ingenió para llevar uno de su antología de cuentos de vampiros, cuando el maestro la vio lo regaño, pues había especificado que el relato fuera de no ficción, pero Hipo muy listo le había dicho que la historia podía pasar perfectamente en el mundo real, solo tenía que dejar de cambiar las sabanas un tiempo.

Lo que dejo al maestro con la boca cerrada.

-Tu-dijo el profesor Vincent, regresando a Hipo al presente-Por favor, empieza a leer, joven…

-Hipo-contesto, maldiciéndolo en silencio, odiaba hablar en voz alta en clase.

Se escucharon risas de Patán y Atka, pero fueron callados por una mirada severa de Vincent.

-Joven Hipo, por favor inicie la lectura.

Hipo suspiro y se puso de pie con el libro en manos, lentamente y en voz alta, comenzó a leer.

-Su luna de miel fue un largo escalofrío. Rubia, angelical y tímida, el carácter duro de su marido heló sus soñadas niñerías de novia. Ella lo quería mucho, sin embargo, a veces con un ligero estremecimiento cuando volviendo de noche juntos por la calle, echaba una furtiva mirada a la…

El chillido que hacia la puerta al abrirse desconcentro a Hipo y al resto de la clase, quienes voltearon a ver para descubrir quien había sido el culpable; parado en la puerta estaba un chico, estatura mediana, cabello negro que le llegaba al fondo de sus orejas, piel de color marrón claro, ojos rasgados y nariz ancha; llevaba puestos pantalones de color café y una sudadera color mostaza oscuro, por debajo llevaba una camisa de color negro sin ningún estampado.

-Lamento llegar tarde-se disculpó el joven, parecía que acaba de echarse una carrera, pero no dejaba de sonreír.

Ocupo el lugar desocupado que estaba al lado de Lilo, quien rodo los ojos cuando vio al joven, como si desaprobara su comportamiento.

-Por favor-pronuncio Vincent, con una calma increíble-La próxima vez llame a la puerta, o espere a que su compañero termine de leer-dijo señalando con su mano a Hipo.

El muchacho volteo la cabeza hacia donde estaba Hipo.

-Lo siento.

Hipo se sorprendió, nunca antes nadie se había disculpado con él.

-No hay problema-dijo Hipo en voz baja y mirando el libro.

-Y trate de llegar temprano la próxima vez-Vincent-Joven…

-Kenai-respondió mirando al profesor y sonriendo.

-Kenai-Vincent-Muy bien, Hipo, por favor continúe, desde donde se quedó.

A Hipo solo le tomo un poco encontrar el punto donde se había quedado para continuar.

- Alta estatura de Jordán, mudo desde hacía una hora. Él, por su parte, la amaba profundamente, sin darlo a conocer.

Durante tres meses -se habían casado en abril- vivieron una dicha especial…

-¿Quién es el?-le pregunto Hiro a Vanellope, señalando a Hipo con la cabeza.

-No lo sé-Vanellope-Nunca antes lo había visto, solo sé que se llama Hipo.

-¿Y el?-señalo a Kenai.

-Él es Kenai-contesto de golpe Lilo-Y sigue mi consejo, no te acerques a él.

-¿Por qué?-pregunto Hiro.

-Es un presumido, es un patán, es un cabeza hueca, un egocéntrico y un idiota-Lilo, luego regreso la vista al frente.

Hiro miro a Vanellope en busca de respuestas pero ella solo se encogió de hombros, luego dijo con los labios.

-Le gusta.

Y luego sonrió maliciosamente.

Hiro le regreso la sonrisa, aunque seguía siendo muy forzada, Vanellope sonrió de nuevo y regreso su concentración hacia el relato que Hipo estaba leyendo en voz alta.

Hiro suspiro e hizo lo mismo, iba a ser un año interesante… 

La adolescencia siempre es complicada, pero cuando las criaturas de la noche comienzan acechar en la escuela, en la calle, y hasta en tu propia casa, se vuelve terrorífica y solo hay alguien a quién llamar, !Únete a los MonsterHunters en su lucha por vencer a las malignas fuerzas que buscan acabar con su hogar y con su familia!
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