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MonsterHunters Capitulo 3

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3

El día no había sido tan malo como él había creído, Los Hijos del Diablo no se habían metido con él y el nuevo maestro de Literatura le encantaba, era algo raro y muy excéntrico, pero a Hipo le había encantado, sin duda iba a disfrutar mucho de literatura ese año, aunque algo extraño había pasado, además de que el chico que llego tarde, si no se equivocaba su nombre era Kenai, se había disculpado con él; sino que un nuevo grupito, la niña morena que siempre llevaba una cámara con ella, la skater que estaba obsesionada con los dulces y con los juegos de video, y un niño nuevo, parecía asiático por sus facciones; se le había quedado viendo todo el rato.

 Hipo no podía decir si eran amigos o enemigos, simplemente se le habían quedado viendo y lo no les había dicho nada, y no estaba de humor para tratar de descifrar lo que sus miradas querían decir, después de todo no se habían metido con él y eso le bastaba.

En general no había sido un mal día; pero para que la cosa se mantuviera así, Hipo tenía que evitar a Los Hijos del Diablo a la salida, su padre estaría muy ocupado en el trabajo así que regresaría a casa caminando, muchas veces Patán y compañía lo habían esperado en la salida para darle sus buenos golpes, pero esta vez Hipo iba a ser más rápido.

En cuanto sonó la campana salió disparado hacia la salida, Hipo no era nada bueno en atletismo, pero ese día, su desesperación por salir y estar lejos de ese lugar lo hicieron correr como Flash, bueno ni tanto, pero si se echó una buena carrera hasta la salida, a diferencia de las películas, no se tropezó en ningún momento y logro salir con bien de la escuela.

Cuando estuvo seguro de que estaba a una distancia segura, se relajó y se dejó descansar, estaba en el vecindario y a ambos lados había casas del mismo tamaño y del mismo color, paredes blancas y tejado color azul fuerte, Hipo fue hasta la acera y se sentó ahí mientras recuperaba el aliento, su corazón latía a mil por mil y no daba señales de querer descansar, después de todo no estaba acostumbrado a tanta adrenalina.

Cuando por fin regreso a su ritmo normal, se puso de pie nuevamente y comenzó la caminata hasta su casa, solo que el día le pareció precioso y no quiso volver a su casa, su padre estaría trabajando y no regresaría hasta en la noche, y no se le apetecía estar encerrado en casa ese día.

“El día es perfecto y quiero caminar” se dijo a sí mismo, además eso le ayudaría a pensar.

Los Hijos del Diablo lo habían dejado en paz por el día de hoy, pero eso no duraría mucho, posiblemente mañana lo torturarían el doble por el tiempo perdido de hoy.

“¿Y si compro un boleto de autobús y me marcho del pueblo?”

La idea no le pareció descabellada y se le antojo mucho.

“Después de todo no encajo aquí, jamás lo he hecho, además papa no va a extrañarme, tiene mucho trabajo y tiene que pensar en cómo manejar este pueblo sin mí, tampoco hay algo que me haga quedarme”

Y tenía razón, Bocón estaría bien sin él, y los únicos que lo extrañarían se conseguirían un nuevo saco de boxeo en poco tiempo.

Tan absorto estaba en sus pensamientos que no vio que había estado caminando por toda la tarde, sin querer había llegado al puente que era la salida al sur del pueblo, era algo antiguo pero funcionaba, debajo de él corría un rio y estaba una entrada a las alcantarillas de la ciudad, el puente no era muy alto pero era lo suficiente como para que alguien, o algo, se escondiera debajo de él.

Hipo no estaba prestando atención al camino por lo que cayó a la zanja, sus pantalones y su camisa quedaron embarrados de tierra y con una última vuelta cayo en el agua.

-Genial-se dijo a si mismo mientras se levantaba-Genial, simplemente genial.

Comenzó a sacudirse cuando escucho un aullido.

Hipo volteo a ver hacia donde el ruido había provenido, venía debajo del puente, era tarde y ya estaba oscureciendo, por lo que Hipo sintió escalofríos y se dio media vuelta para irse, pero entonces el aullido se escuchó de nuevo, esta vez lo escucho fuerte y claro.

Era de dolor.

Hipo no quería ir, sabía que si iba solo conseguiría problemas y muy graves, pero también sabía que alguien estaba sufriendo, y no podía soportar eso, fuera un animal o una persona tenía que ayudarlo, o al menos intentarlo.

Con pasos lentos, se acercó a la boca del puente, todo era oscuridad, el sonido del agua corriendo no era de gran ayuda, aunque la corriente no era nada fuerte ese día, Hipo tembloroso llego hasta el siniestro, la poca luz del sol fue suficiente para ver al animal que sufría.

Era un lobo.

No sabría decir si era un adulto pero era grande, pero no solo eso, era de color negro, totalmente negro, ¡Y con ojos verdes! ¿Qué lobo tenia ojos verdes?  Hipo quedo sorprendido por tan majestuoso (e inusual) ejemplar.

El lobo lo miro y le enseño dos hileras perfectas de dientes blancos y afilados, el pelo se le erizo e hizo un intento por levantarse pero no pudo, entonces Hipo vio porque.

Estaba herido en una de las patas delanteras, al parecer alguien lo había cortado y estaba sangrando, el lobo aulló de dolor e Hipo levanto las manos.

-No voy hacerte daño-dijo Hipo con calma, aunque por dentro estaba muerto de miedo.

Lentamente se acercó al lobo y le coloco una mano en su cabeza, luego comenzó acariciarlo.

-No voy hacerte daño.

El lobo se relajó y cerró los ojos, como si supiera que estaba a punto de morir comenzó a chillar.

“¿Dónde está tu manada? ¿Te abandonaron? ¿O eres un lobo solitario?”

Hipo vio la herida del lobo y tuvo que hacer un intento por no vomitar, había sido reciente y el animal había perdido mucha sangre…

Tenía dos opciones:

    1.       Dejarlo morir.

    2.     Hacer un intento para salvarle la vida.

Se decidió por la segunda, no iba a dejar morir a ese pobre animal.

-Te voy a salvar-le dijo, se puso de pie, tenía que detener el sangrado, un torniquete serviría, en la escuela les habían dado un curso sobre primeros auxilios y recordaba cómo aplicar uno, ¿pero sería lo mismo en los humanos que en los perros?

No lo sabía pero iba intentarlo.

Se dio la vuelta para ir a buscar algo con que hacerlo y el corazón casi le da un hueco cuando se encontró con Kenai, quien había estado mirando la escena todo el tiempo.

-¿Qué estás haciendo aquí?-pregunto Hipo.

No conocía muy bien a Kenai, solo sabía que se le daban bien los deportes y no mucho las matemáticas ni la ciencia, era jugador de futbol soccer y le gustaba llamar la atención. ¿Y si él había sido el que había herido al lobo? ¿Y si venía para terminar el trabajo?

-Escuche los aullidos-dijo, aunque sonaba como una excusa, pero inmediatamente se acercó al lobo y examino la herida, el canino estaba tan débil que ni protesto-Esto está muy mal, hay que ayudarlo ahora.

-Eso iba hacer-contesto Hipo.

Kenai con una expresión muy seria que sorprendió a Hipo, siempre lo había conocido como un sujeto que amaba la diversión y sin preocupaciones en la vida.

-Necesito un pañuelo-dijo regresando la vista al lobo.

-¿Qué?

-Un pañuelo, o una corbata, un calcetín, lo que sea.

Hipo se quitó su tenis y luego el calcetín y se lo dio a Kenai.

-¿Sabes lo que haces?-pregunto.

-Sí, bueno, más o menos, esto se aplica con los perros-dijo Kenai mirándolo, luego al lobo y se encogió de hombros-Se acerca.

Sin perder ningún minuto, Kenai comenzó atar el calcetín alrededor de la pata y después hizo un nudo.

-¿Tienes un bolígrafo?-le pregunto a Hipo.

-¿Un bolígrafo?

-Oh una regla, una rama, un peine.

Hipo saco rápidamente de su mochila uno de los muchos lápices de dibujo que tenía, pues dibujar era también uno de sus pasatiempos favoritos, y se le daba muy bien.

Le tendió el lápiz a Kenai y este lo tomo con velocidad, lo paso por el nudo girándolo varias veces, cuando termino se aseguró de que podía pasar un dedo, no fue muy difícil y Kenai suspiro satisfecho.

-La falta de riego puede producir gangrena, y el daño podría ser irreversible-le explico a Hipo.

Este asintió con la cabeza y se acercó.

-Wow, estuviste…

-Ni tanto-dijo Kenai sonriendo, estaba más relajado y volvía a ser el muchacho que amaba divertirse-Es algo básico, hay que llevarlo a un lugar donde lo cuiden.

-Hay una veterinaria cerca-dijo Hipo-Pero hay que llevarlo ahí.

-Tienen una camioneta-Kenai-Pueden venir por él.

-¿Estás seguro?-pregunto Hipo, estaba seguro que no todos los días les llegaba un lobo.

-No dejarán morir a un animal-Kenai-Créeme lo sé.

-¿Trabajas ahí?-pregunto Hipo.

-Sí, bueno es más como… “pasante”-admitió Kenai-Quiero ser veterinario y es un comienzo.

Hipo asintió con la cabeza, con razón se había preocupado tanto al ver al lobo, y con razón había actuado con tanta rapidez y eficacia, se alegraba de que hubiera llegado a tiempo, aunque…

¿No era mucha coincidencia?

El lobo parecía más tranquilo, cerró los ojos y se dejó acariciar por Kenai.

-Tengo el número de la veterinaria-Kenai-Les diré que necesito ayuda.

-Es una buena idea-Hipo- ¿Crees que se pondrá bien?

-Espero que sí, si no llegan en diez minutos tendremos que relajar la presión por treinta segundos.

-¿Y cómo hacemos eso?

-Aplicando presión directa sobre la herida, de lo contrario los tejidos pueden necrosarse.

-En español eso significa que…

-Que el tejido se muere, la sangre ya no fluye a través de él, lo que provoca gangrena y termina en amputación.

-Ya te entendí.

Los cuidadores de animales tardaron quince minutos en llegar por el lobo, por lo que Hipo y Kenai tuvieron que relajarle la presión, luego el lobo había sido llevado hasta la camioneta en una camilla.

-Ahora cuidaran de él hasta que se mejore y después lo dejarán en libertad-Kenai.

-Sabía que había lobos en los bosques que rodean a Berk, pero nunca antes se habían acercado tanto-Hipo.

Kenai se encogió de hombros.

-La naturaleza está loca-Kenai-Por cierto, ¿Cómo encontraste al lobo?

-Bueno-empezó Hipo-Me desvié camino a casa y….-omitiendo la parte en que se cayó a la zanja-Termine aquí, luego escuche los aullidos y vine a inspeccionar.

-Oh ya-continuo Kenai-¿Y las manchas de lodo y tus pantalones mojados significan que?

Con una sonrisa burlona, Kenai le indico a Hipo que sabía que se había caído por la zanja hasta el rio, Hipo se llevó una mano detrás de la cabeza y comenzó a rascarse la nuca.

-Si, tal vez no estaba prestando mucha atención al camino.

Kenai se rio del comentario de Hipo, y aunque este lo miro extrañado al principio luego comenzó a reírse también.

-¿No tuviste miedo?-preguntó después Kenai-¿Cuándo viste que era un lobo?

-Bueno-comenzó Hipo-La verdad es que si me dio miedo, pero… -tomo aire-El pobre estaba sufriendo, y no podía quedarme con los brazos cruzados… aunque la verdad fuiste tú el que hizo casi todo el trabajo.

Kenai sonrió sinceramente, y antes de que pudiera hablar, se oyó un ruido metálico, venia debajo del puente, luego se escuchó un golpe muy fuerte y el sonido del agua chapoteando.

Ambos chicos voltearon a ver  hacia el puente, ya había oscurecido por lo que no podían ver nada, la poca luz que les llegaba era de los faros de luz que estaban más allá de la zanja, los dos se acercaron por pura curiosidad e Hipo saco su teléfono celular, con la pantalla encendida ilumino debajo del puente.

Grave error.

Frente a ellos se encontraba una criatura humanoide de enorme tamaño, cinco o seis metros de altura a lo mínimo, musculosa, jorobada y su piel estaba cubierta por un pelaje gris-claro, su cara era redonda y gorda, mientras que su nariz era gigantesca y regordeta.

La entrada a la alcantarilla estaba abierta así que era lo más probable que la criatura hubiera salido de ahí.

En cuanto la luz lo ilumino se tapó la cara con ambas manos y comenzó a gruñir, revelando unos dientes amarillos, chuecos y filosos, Hipo y Kenai quedaron bañados por baba, y pudieron inhalar un aliento fétido, que olía como a un muerto en descomposición.

Ambos retrocedieron asustados y a Hipo se le cayó el celular al agua, la criatura comenzó avanzar hacia ellos, con cada paso que daba la tierra temblaba y los dos chicos tuvieron que hacer un esfuerzo para mantenerse de pie, luego echaron a correr; a pesar de sus intentos por alejarse, cada cinco pasos que ellos daban equivalía a uno para la criatura, debido a que daba grandes zancadas.

Ambos subieron la zanja, Hipo se tropezó y estuvo a punto de caer pero Kenai lo tomo de su sudadera y lo atrajo hacia él, lo hizo con tanta fuerza que perdió el equilibrio y los dos cayeron de espaldas en la acera, la criatura alzo su mano a través de la zanja e intento agarrarlos, por poco lo consigue pero Hipo y Kenai retrocedieron logaron retroceder a tiempo; la criatura enojada golpeo el pavimento, el cual se hizo pedazos.

Continúo rugiendo por un tiempo pero después comenzó a caminar de nuevo hacia el puente, los dos chicos escucharon sus grandes pisadas mientras trataban de recuperar el aliento, intercambiaron miradas y luego echaron a correr lo más rápido que pudieron.

Cuando cruzaban las calles muchos automóviles estuvieron a punto de atropellarlos y los conductores les gritaron todo tipo de groserías.

Ni siquiera se detuvieron a escucharlos. 

La adolescencia siempre es complicada, pero cuando las criaturas de la noche comienzan acechar en la escuela, en la calle, y hasta en tu propia casa, se vuelve terrorífica y solo hay alguien a quién llamar, !Únete a los MonsterHunters en su lucha por vencer a las malignas fuerzas que buscan acabar con su hogar y con su familia!
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